Un día sin inmigrantes envía un mensaje unificado a Washington

Los inmigrantes en todo el país participaron en las protestas pacíficas el día de ayer, haciendo demostraciones en las grandes ciudades y boicoteando el trabajo, la escuela y el comercio.

“Un día sin inmigrantes” fue un evento organizado libremente impulsado por los medios sociales que reunió a miles de inmigrantes para protestar contra las políticas de inmigración del presidente Trump que muchos sienten marginaliza a los inmigrantes, etiquetándolos injustamente sin considerar su importante aporte.

Los activistas de las protestas de ayer estaban afirmando que el país se apoya en los inmigrantes. Si bien el número total de protestantes del día de ayer es desconocido, el mensaje de furia e indignación resonó con fuerza y el impacto se sintió en los negocios de todo el país. Muchos negocios apoyaron a su personal, cerrando por el día, colocando carteles en sus puertas cerradas mientras muchos otros fueron simplemente forzados a cerrar debido a la escasez de personal.

Un chef mexicano de un restaurante en Atlanta, dijo que quería tomarse el día libre para apoyar el esfuerzo, pero que no quería dejar a su empleador con poco personal. Su gerente, solidario con su personal de cocina, conformado casi exclusivamente por inmigrantes mexicanos, compartió que le habría apoyado porque sus trabajadores inmigrantes son las personas “que trabajan más duro y en quienes se puede confiar” de su personal.

En nuestro propio Austin, miles marcharon desde el City Hall hasta el State Capitol entonando “Say it loud, say it clear, immigrants are welcome here” [Dilo fuerte, dilo claro, los inmigrantes son bienvenidos aquí].

La continua afluencia de extranjeros, que ahora representan más de 42 millones de personas de la población de los Estados Unidos, pareciera indicar que los EE. UU. continúa siendo un rayo de luz para todo el mundo. La solidaridad y el apoyo a las protestas del día de ayer también parecen indicar que los Estados Unidos respalda a todos sus ciudadanos y que Washington no debe hacer caso omiso ante el fuerte reclamo para proteger los derechos civiles y humanos.

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